¿Por qué la fuerza de voluntad no te funciona?

Jun 12, 2025

¿Querés saber porqué no te funciona poner voluntad aunque lo intentes?

Te lo explico de forma simple en este posteo. 

Cuando hablamos de cambiar algo en nuestras vidas, un hábito, una mentalidad, una situación, solemos recurrir a una herramienta que parece obvia: pensamos que necesitamos “fuerza de voluntad». Nos decimos cosas como «tengo que esforzarme más» o «si no lo logro, es porque no me esforcé lo suficiente». Crecimos escuchando sobre esta fuerza de voluntad, pero la realidad es que no pasa por ahí.

¿Qué pasa cuando sentimos que, por más que lo intentamos, seguimos estancados?  ¿Alguna vez te sentiste como si empujaras una piedra cuesta arriba, solo para verla rodar hacia abajo una y otra vez?

Ese agotamiento y frustración que trae no lograr el cambio, no vienen de la falta de fuerza de voluntad, sino de estar luchando contra algo mucho más profundo. La idea de forzar la voluntad nos da una pista clave: cuando estamos forzando algo, estamos en resistencia. 

El problema no está en la falta de esfuerzo, sino en lo que la palabra «forzar» significa: Si estamos forzando, es porque hay algo que no está fluyendo naturalmente, algo en nuestro interior está empujando en la dirección opuesta.

 

Es como tratar de nadar en un río en sentido contrario, en lugar de seguir su corriente. Esa resistencia, ese esfuerzo constante por luchar contra nuestra propia naturaleza, no es sostenible a largo plazo y por eso aguantás unos días y después volvés a lo mismo de siempre.

Esa lucha, además de ser desgastante, es señal de que hay un bloqueo. Es como querer abrir una puerta empujándola con todas nuestras fuerzas sin darnos cuenta de que está trabada. ¿De qué sirve empujar más fuerte? La solución no está en aplicar más fuerza, sino en encontrar el bloqueo qué está trabando la puerta y destrabarla.

Mientras ese bloqueo siga ahí, esa traba siga ahí, no importa cuánta fuerza de voluntad pongas; el camino seguirá siendo cuesta arriba.

Estos bloqueos pueden tomar muchas formas: creencias limitantes (“No soy lo suficientemente bueno”), miedos inconscientes (al fracaso, al éxito, al cambio mismo), patrones de comportamiento aprendidos o emociones reprimidas que nunca procesamos. 

Entonces, el problema no es la falta de fuerza, sino la falta de claridad. En lugar de aplicar más esfuerzo, lo que necesitamos es detenernos, observar y preguntarnos: ¿Qué está bloqueando esta puerta? ¿Qué hay detrás de esta resistencia?

Cuando identificamos y trabajamos en destrabar esos bloqueos, el cambio deja de sentirse como un esfuerzo interminable, fluye de manera más natural porque eliminamos las barreras que nos retenían. 

Liberar estos bloqueos puede implicar cuestionar nuestras creencias, enfrentar nuestros miedos o simplemente permitirnos sentir algo que evitamos durante mucho tiempo.

Te doy un ejemplo: querés ser más eficiente y avanzar en tus proyectos,  intentás obligarte a cumplir con una lista de tareas y te descargás la última app de productividad, pero siempre terminás procrastinando, porque si detrás de esa procrastinación hay miedo al fracaso, una creencia de que “nunca hago las cosas lo suficientemente bien” o un agotamiento emocional no resuelto, ningún sistema de organización te va a funcionar, porque el bloqueo no está en tu falta de disciplina, sino en lo que sentís al pensar en tus tareas.

Es como tener una mochila llena de piedras mientras intentás correr. Esas piedras son tus miedos: “¿Y si no lo hago perfecto?”, “¿Y si decepciono a alguien?”. Cada vez que salís a correr con la mochila de piedras, es decir, te sentás a trabajar, el peso de esa mochila te hace más lento o directamente te detiene. Pero si te tomás el tiempo para abrirla, identificar qué hay adentro y sacar cada piedra, avanzar ya no va ser un esfuerzo, trabajar en tus tareas se va a sentir más liviano, casi natural. Ya no necesitás obligarte, porque eliminaste lo que te estaba frenando, sacaste las piedras.

El cambio real y duradero no ocurre cuando nos forzamos más allá de nuestras posibilidades, sino cuando transformamos nuestras limitaciones. Cuando trabajás en desbloquear lo que te detiene, el cambio no se siente como un esfuerzo abrumador, sino como un flujo natural. La energía que antes gastabas luchando se transforma en claridad y acción.

No se trata de forzar ni de hacer más, se trata de entender, liberar y permitir. Porque cuando eliminás lo que te bloquea, lo que te está frenando, la fuerza deja de ser necesaria, y lo que parecía imposible empieza a suceder. 

 

Siempre con vos

Tu coach, Aixa

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